Orgullosos de tener a un gran equipo de profesionales con años de experiencia en el sector de las sensaciones gastronómicas. Cocineros, ayudantes, camareros, cockteleres… todos con un único objetivo: su disfrute, su relax, sus ganas de volver, sus ganas de aplaudir al final del acto y pensar ya es la próxima visita.

 

Dejanos tú opinión y experiencias en este restaurante:

Todo empieza en la zona de Es Caló, sin duda una de las más bonitas de la isla de Formentera.
Antiguo pueblo pesquero en Es Caló podemos disfrutar de una seria de preciosas calas de arena blanca e increíbles aguas cristalinas y de lo que para nosotros y muchos visitantes de la isla se ha convertido en uno de los mejores restaurantes de Formentera y una visita obligada para disfrutar de la más auténtica gastronomía de mar. El Restaurante Es Caló.

Como bien hemos titulado este post, la intención fue no solo disfrutar de este restaurante, sino pasar todo el día completo en esta maravillosa zona.
Después de una mañana completa de playa y sol en sus calas, nos dirigimos tranquilamente andando hasta el restaurante, sin necesidad de coger el coche que previamente ya habíamos dejado en el parking del restaurante. Llegamos sobre las 13:30 y aun teníamos media horita antes de sentarnos en la mesa así que decidimos tomar un aperitivo en su preciosa terraza chill-out que se viste de una de las mejores vistas de la isla, a tan solo unos metros del mar y con la siempre impresionante meseta de La Mola frente a nosotros… Un momento mágico.

Bien, llego la hora, nos sentamos en la mesa que por suerte era en primera línea. Decimos por suerte porque este restaurante en los meses de temporada alta es uno de los más solicitados de la isla y para poder tener mesa en primera línea quizás debemos reservar con 3-4 semanas de antelación, sobre todo en agosto.
Poco podía ir mal con esas increíbles vistas y sus delicadas y cómodas instalaciones. Le dimos una mirada a la carta, aunque como siempre nos dejamos aconsejar por su personal, que debemos decir fueron de las más amables y simpáticos.
Pasados unos minutos al final pedimos.  Aunque es un local muy conocido por sus paellas y por su impresionante bogavante fresco con patatas fritas y huevos de Formentera, decidimos probar con otra cosa para poder degustar el máximo número de platos distintos.



Empezamos: Como entrante nos sirvieron una escalibada, salmorejo y unas almejas a la plancha todo para compartir entre dos y acompañado de un delicado vino blanco. En ese momento ya teníamos más claro que nunca que estábamos ante uno de nuestros locales preferidos para apuntar a la agenda.

Mientras comíamos tranquilamente nos fijamos muy curiosamente en el ambiente del restaurante; es una terraza cerrada no muy grande y aún estando completamente llena lo que más nos quedo en la memoria fue la increíble armonía, coordinación y profesionalidad de todo el personal. Acostumbrados muchas veces en Formentera a ver camareros corriendo de un lado a otro o siendo poco simpáticos por las prisas, en este caso lo que veíamos era un personal de lo más simpático, atento y delicado. Moviéndose tranquilamente por las mesas preocupándose en todo momento del servicio y de los clientes, y demostrando una vez más que con una buena coordinación y profesionalidad la sala parecía en completa tranquilidad pero todos con sus platos y bebidas sin esperas ni quejas. Nos encanto.

Y sin darnos cuenta pasamos al plato principal: Unas gambas rojas de Formentera a la plancha y un solomillo con salsa pimienta… que decir… todo espectacular y en su perfecto punto.
Al finalizar ya no podíamos más pero nunca nos vamos de un restaurante sin probar aunque sea compartido alguno de sus postres y más si son caseros como en este caso. Y nos fuimos a por la “graixonera” un postre muy típico de Formentera que se creó con la intención de aprovechar el pan duro de las casas y que ahora se elabora en los restaurantes con bollería fresca. No es la primera vez que probamos este postre, así que no íbamos a ciegas y debemos decir que es uno de los más buenos que hemos tenido el placer de comer en Formentera.

Después de casi dos horas comiendo y disfrutando de las vistas todo llegaba a su final, ¡pero no! Porque si algo bueno tiene el Restaurante Es Caló es su chill-out y su piscina. Si, su piscina. Justo pegado al restaurante hay unos apartamentos que comparten espacio con el restaurante y también la piscina y aunque tampoco es muy habitual ver a los clientes del restaurante en la piscina, si que es cierto que pueden disponer de ella sin problemas, así que lo dicho. Para bajar la comida un fresquito gin-tonic tumbados en las camas de la piscina para terminar el día si es eso posible con más relajación que nunca.

A todo esto debemos remarcar que se trata de un restaurante a escasos metros del mar, con un servicio y un producto de primera calidad por lo que la media por persona no suele bajar de 50-60€ lo que puede suponer un gasto importante. Pero vale la pena. Precioso, bueno, tranquilo, bonito y de los que volveremos seguro.