Descubrimos un pequeño gran oasis escondido entre paredes blancas donde las maderas, las piedras, metales envejecidos y toques rústicos gobernados por un gran limonero verde.
Restaurante Can Pepito
* No disponible
Nuestra visita:
Hoy recordamos nuestro paseo por el pueblo de San Francisco Javier, situado prácticamente en el centro de la isla y un lugar perfecto donde pasear y disfrutar de una gran variedad de servicios.
En San Francisco podemos encontrar espacios muy bonitos e históricos como la iglesia del pueblo con su gran plaza que da paso a una serie de calles peatonales donde descubrir otra cara de Formentera más alejada de las playas y el sol.
En los últimos años esta zona ha visto como crecía una gran variedad de oferta gastronómica; nuevos restaurantes que han convertido San Francisco en un sitio donde encontrar prácticamente cualquier tipo de cocina con una gran variedad de precios y servicios. Es sin duda un plan perfecto después de esos intensos días de playa, para pasear relajadamente, tomar un aperitivo y prepararnos para el momento de la cena mientras su cielo se transforma en un manto de colores rojizos, amarillos y azules durante la puesta de sol.
En esta ocasión, después de ver prácticamente todo el pueblo, nos abrimos paso en una pequeña calle con nombre de islote. A primera vista no parece tener ningún encanto especial si no fuera por la gran sorpresa que esconde en su primera puerta: Calle Es Vedrà nº1, no hay que ser muy intuitivo para saber que estamos a punto de descubrir uno de los espacio más especiales de la isla. Nos acercamos tranquilamente, dirigimos nuestra vista al interior y nada más dar el primer paso, entre luces amarillas y el verde de las plantas nos reciben unos ojos amables que nos dan paso y nos dicen: Bienvenidos a Can Pepito.
Descubrimos un pequeño gran oasis escondido entre paredes blancas donde las maderas, las piedras, metales envejecidos y toques rústicos gobernados por un gran limonero verde nos aportan desde el primer instante esa sensación única de saber que hemos acertado, que estamos donde queríamos estar, y que sin duda vamos a disfrutar de una noche especial, y aunque solo el ambiente ya nos llena, al final, vamos a por lo más importante en un restaurante; vamos a descubrir sus platos. Porque una vez entras es imposible cambiar de opinión, simplemente te dejas llevar hasta una de sus mesas, te sientas, admiras la tranquilidad que aporta todo el conjunto y empiezas a notar esos aromas suaves a jazmín mientras descubres su carta de especialidades.
Debemos decir que no es para nada una carta como seguramente muchos comensales esperan encontrar en Formentera. Nos salimos de los tópicos, de la cocina de playa, de los arroces o sabores tradicionales y nos sorprende una carta donde podemos leer cosas como Mezcla de Mezze, Tajín de cordero con higos, Poke Bowl de salmón, Crepes de vieiras con gambas o de espinacas con queso azul, Mochis de coco, mango o yuzu… Notas mediterráneas, toques claramente franceses y algunos sabores orientales. Como decíamos, no es la típica carta que nos encontramos en la isla, y quizás por eso, lo convierte en un restaurante prácticamente único en Formentera.
Aunque se respira un ambiente claramente romántico, también vemos mesas de amigos, por supuesto parejas y nosotros en esta ocasión lo vamos a descubrir en familia; con un niño de 6 años.
Después de una atención muy amable y simpática y después de leer de arriba abajo toda la carta, empezamos a lo nuestro:
La comida:
Nos pedimos un Poke Bowl de Salmón, un Poke Bowl de Atún y una crepe de jamón y queso para el niño, todo acompañado por un vino blanco y un agua. Debemos decir que no hay que asustarse con la carta si viajamos con niños, ya que su gran variedad de crepes seguro que gustan a los más pequeños y por supuesto a los más adultos.
Como nos gusta compartir y descubrir, al final todos comemos de todos y debemos decir que casi se convierte en un juego lleno de aventuras descubriendo una gran variedad de perfectos sabores, llenos de matices, detalles y sorpresas. La crepe aún siendo más “simple” para el niño, nos sorprende gratamente, realizadas con harina de sarraceno (sin gluten) son buenisimas. Los Poke Bowl… espectaculares, quizás de los mejores que hemos probado. Por un lado el de salmón con aguacate, jengibre, cebolla roja, mango, arroz integral, sésamo, wakame y un punto perfecto de salsa de soja. Por el otro lado uno con atún, aguacate, rábanos, cebolla blanca y roja, mango, arroz integral, sésamo y salsa de soja. Dos platos muy, muy sabrosos. Notas perfectas para disfrutar de dos platos redondos donde no nos falta ni nos sobra nada. Delicioso.
A primera instancia quizás no sabes muy bien por donde escoger, pero una vez estás comiendo te das cuenta de que bueno es y cómo se disfruta degustando sabores a los que no estás en contacto muy a menudo. Repetimos; nos ha parecido enormemente delicioso.
Los Poke bowls están a 17 y 19 € respectivamente y la crepre de dos ingredientes a 8 € (precios temporada 2020) y tanto unos como otros con cantidades generosas, así que nos parecen unos precios muy buenos (pensemos que estamos en Formentera; donde siempre esperamos las cosas un poquito más caras). Se trata de un restaurante donde disfrutar mucho de la comida, donde el trato es tan amable que te sientes prácticamente servido por amigos y donde el ambiente se entremezcla entre tranquilo, relajante y especialmente bonito; como un jardín donde quedarse horas y horas sintiendo los aromas de la naturaleza y disfrutando del azul noche del cielo de Formentera.
Pero, aunque nos dejamos llevar por todo en Can Pepito, debemos seguir con la comida que es lo que nos interesa ahora. Pasamos al postre: para el más pequeño una crepe de nutella (para ellos totalmente espectacular) y para nosotros dos Mochis de Yuzu, para seguir viajando a través de los sabores.
En esta ocasión, cerramos con la cena ya que vamos con un niño y queremos volver pronto a casa, también porque al día siguiente queremos seguir disfrutando de la isla… Pero debemos remarcar que en la misma mesa o en varios espacios tipo chill-out dentro del mismo jardín hay un ambiente que invita a pasar horas disfrutando de una copa de sobre mesa, un cocktail o alguno de los muchos Gin Tonics (BullDog, Hendrick’s, G’Vine, Nombasa, Monkey 47….).
No podríamos enmarcarlo en ningún adjetivo concreto. Como hemos dicho nos parece absolutamente perfecto para una cena con amigos, una romántica noche en pareja o una riquísima comida en familia. Para una deliciosa cena “rápida” antes de seguir descubriendo la noche en Formentera o para una de esas cenas con aperitivo, comida, cocktail y toda una larga y agradable conversación donde las horas pasan sin saber como.
Queremos también remarcar la enorme simpatía, dedicación y amabilidad de todo el personal. No sabemos que contra sacarle a este restaurante porque la verdad, todo nos han parecido pros: Comida buenísima, precios justos, atención perfecta, ambiente precioso, localización y forma de llegar fácil y rápida. Un 10.
Una cena completa puede estar en una media de 30€ por persona, un precio muy razonable en Formentera y perfecto si tenemos en cuenta los productos, la elaboración y el ambiente. Los únicos detalles que quizás debemos tener en cuenta es reservar para asegurar una mesa a la hora que más deseemos, ya que no se trata de un gran restaurante con muchas mesas, e ir unos minutos antes ya que por norma general no podremos aparcar directamente en la misma calle, deberemos buscar un aparcamiento libre dentro del pueblo (zona azul) o aparcar en varios parkings gratuitos que hay alrededor de San Francisco, sea como sea, no tardaremos más de 5-7 minutos desde que dejamos el vehículo hasta llegar al restaurante. Y como hemos empezado con este artículo quizás lo mejor es llegar con unas horas antes, aparcar sin prisas y disfrutar de un bonito paseo por el pueblo antes de empezar con la cena.
Esperamos que descubráis Can Pepito si estáis o visitáis Formentera, y sobre todo, esperamos que disfrutéis de la experiencia tanto como lo hemos hecho nosotros. Muchas gracias al Restaurante Can Pepito por esta noche. Y muchas gracias a Raquel por su desbordante amabilidad. Volveremos seguro, con amigos, solos, en familia… Volveremos seguro, porque descubrir nuevos restaurantes es apasionante, pero repetir momentos inolvidables en sitios ya conocidos es simplemente felicidad.
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