Hoy os queremos hacer partícipes de nuestra experiencia personal en el Restaurante RITMO. Abierto desde hace solo unas pocas semanas, ya habíamos oído hablar demasiado de él como para no ir y probarlo nosotros mismos.

Porque la única manera de poder hablar de algo es sentirlo en primera persona.

Situado en Sant Ferran, solo acercarnos ya vimos que pintaba una noche especial. Una increíble reforma y una decoración muy buscada con tonos rústicos recordando la Formentera más auténtica.

Como no, nos dimos una vuelta por su interior antes de sentarnos finalmente en nuestra mesa y empezar con lo que más nos gusta; mirar la carta de arriba abajo e ir directos a probar su cocina.



Se presenta como una cocina mediterránea muy cuidada y delicada.

Conocimos a Álvaro, impulsor y creador del restaurante que muy amablemente vino a saludarnos, ya que el mismo en persona se encarga de dar la bienvenida a todos los clientes del restaurante.

Nos explicó como Borja Molins había sido el chef ejecutivo que les ayudó en la elaboración de la carta que ahora hace realidad el chef Dani, nos habló de sus proyectos, de sus sueños y de como había nacido la idea de Ritmo. Un auténtico placer cuando estás en un restaurante y su propietario se preocupa de ese contacto tan directo y sincero con los clientes. Solo eso ya nos dice mucho de este nuevo espacio.
Cuando el espacio es bonito, cuando el servicio y la atención es perfecta, ya solo nos queda ir a por todas: degustar su cocina.

Empezamos:
Después de valorar bien cada plato de la carta, nos decantamos por un carpaccio de langostinos, ácidos y picantes y un gazpachuelo de navajas con vieiras curadas y velo de tocino ibérico.
No sabemos ni por donde empezar… Espectacular, increíble, una intensidad de sabor tan real que casi nos sentíamos sumergidos en el mar. Dos platos de grandes productos con tantos pequeños y delicados matices que solo pensábamos que no se acabaran nunca.



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Realmente si la sensación con solo probar los dos primeros era esa, era cierto, sería una noche muy especial. Álvaro nos habló de pasión, ilusión, intensidad, y así era, cuando te gusta comer y te gustan los sabores reales, puedes sentir esa pasión y ese sabor que te deja sin palabras.

No, no somos exagerados, somos amantes de la gastronomía, y sin duda el Ritmo lo había conseguido, ya estábamos enamorados de un nuevo restaurante en la isla de Formentera.

Y dicen que todo lo bueno se acaba, y es cierto, pero por suerte a nosotros aún nos quedaban unos cuantos platos más por disfrutar, por ser participes de esa pasión por la comida.

Seguimos con un aperitivo invitación de la casa; una ensalada payesa al estilo Ritmo, y debemos decir que la tradición y la cultura de la isla es algo muy importante para nosotros y aunque estéticamente tenía estilo propio, el sabor nos sorprendio muchísimo. Si cerrabas los ojos estabas exactamente delante de una auténtica ensalada payesa de toda la vida.



Que no se nos olvide, disponen de una gran carta de vinos, tanto blancos y rosados como tintos, nosotros en esta ocasión nos decantamos por un vino blanco bien fresquito: el Tobelos. Un vino con denominación de origen La Rioja. Un vino con una buena intensidad aromática con la fruta como protagonista, un vino con gran intensidad que aunque debemos reconocer que no lo conocíamos de antemano, nos gusto mucho como acompañó toda la cena.

Pasamos a los dos principales: Ravioli wonton de rabo de toro al curry tailandés y unos fideos melosos de rape y gamba de Formentera.





Los raviolis:  exquisitos, una curiosa lucha entre un gran sabor pero suavidad a la vez con un toque buenísimo con una delicada salsa de curry que en ningún caso se sobreponía por encima del resto de sabores. Nos encanto. En este caso el plato estaba presentado con dos raviolis fritos y dos acabados al vapor. Una perfecta combinación de dos texturas diferentes para darle si es posible aún más carácter al plato.

Por otro lado los fideos melosos con rape y gamba de Formentera. Que decir cuando tienes estos productos en un mismo plato. También nos encantaron como ya no podía ser de otra manera, una reducción de caldo muy intenso, como todo esa noche.

Realmente la pasión, la energía y la fuerza que nos habían presentado al inicio de la cena se había y se estaba haciendo realidad. Ritmo Formentera; pura energía gastronómica.

Pero seguimos, no nos olvidemos de lo más importante para muchos comensales: el postre. Que es una comida perfecta si no es coronada por una nota dulce.

Los postres: Aunque todos nos decían pruebanos, rápidamente leímos la palabra Ritmo en uno de los postres, y como no, si hay un postre bautizado con el nombre del restaurante, claramente debíamos probarlo: Chocolate “Ritmo”; varias texturas y sensaciones de chocolate en un mismo plato, sin duda; el final perfecto para la cena perfecta.

Como notas personales debemos decir que los platos son generosos y dada la intensidad de sus sabores, acabamos la cena perfectos, ni un plato más ni un plato menos, todo medido y perfecto para una de esas noches de verano en la isla de Formentera.



Solo sentimos una cosa, pero gracias a eso, también tenemos un motivo más para volver y repetir. No nos tomamos el cocktail de después de cenar en su preciosa terraza superior. En esta ocasión nosotros tuvimos que salir ya que habíamos quedado con otros amigos, pero importante: Si visitáis el Ritmo, no hagáis planes, porque la noche puede ser perfecta si la dejáis alargar y alargar con su estupenda barra de cocktails y simplemente os dejáis llevar por ese ritmo de sensaciones, sueños y momentos para recordar.



Una cena como la nuestra tiene una media de unos 50€ por persona. Un precio muy justo teniendo en cuenta la gran calidad de sus platos, sus productos y su excelente trato al cliente. Y como no, teniendo siempre en cuenta que estamos en Formentera y se nos hace imposible encontrar una gastronomía a este nivel a un precio más bajo, con lo que nos parece una gran oferta gastronómica para la isla y seguro, seguro volveremos.

Al final, necesitas pasión para vivir al máximo todas las experiencias que nos ofrece la vida. Necesitas sinceridad. Necesitas ser auténtico. Necesitas Ritmo.